
Desde la publicación de obras como NO LOGO la gente pudo percatarse abiertamente de las malas prácticas de muchas empresas alrededor del mundo, algunas de ellas, marcas de reconocido prestigio.
Muchas organizaciones desde entonces se han convertido en fuertes observadores de la responsabilidad social de los grandes corporativos pero ninguna como Greenpeace, quien desde 1971 pugna por los derechos de nuestro planeta y su vida animal en contra de los abusos cometidos en contra de él por compañías y gobiernos.
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